
Salinas debe su nombre a la presencia de sal en el pasado, cuando sus tierras estuvieron cubiertas por el mar, formando parte de antiguas albuferas.
Rodeado por la Sierra de Salinas, el Rincón de Don Pedro, la Sierra de la Umbría, la Sierra Cabrera y la Sierra de Camara, y situado en pleno corazón del Alto Vinalopó, Salinas es un pueblo que respira historia, naturaleza y tradición en cada esquina.
Actualmente, este municipio se está abriendo camino en el mapa, gracias a diversos proyectos municipales e iniciativas que apuestan por su territorio, como Bodegas Rafael Cañizares Viticultor.
Salinas es historia, tradición, naturaleza y vinos con alma, invitándonos a ser descubierta con todos los sentidos.
¿Listos para descubrir Salinas?
UN RECIBIMIENTO CON SABOR LOCAL.
Nuestro IV Anfitriones 2025 comenzaba en el Restaurante La Rana, ubicado en el parque del mismo nombre, uno de los espacios más emblemáticos del municipio y punto de encuentro social, con zona infantil, pistas de petanca y escenario para eventos como el conocido Rock In Rana que se celebra en agosto.
Allí fuimos recibidos por Isidro Monzó, alcalde de Salinas; Juan Carlos Romero, teniente alcalde; y Eduardo Martínez, secretario municipal. También nos acompañaron Cristina Rodríguez Vicente, responsable de Enoturismo en Bodegas Volver y Bodegas Rafael Cañizares Viticultor, así como el propio Rafa Cañizares.

Una vez reunidos todos los asistentes, el acto fue inaugurado por Cristina Rodríguez, con una larga trayectoria en el sector turístico y una gran pasión por el mundo del vino.
Su dedicación y pasión fueron reconocidas en octubre con la «Mención Especial a la Trayectoria de la Persona», otorgada por AAPET en los Premios Pedro Zaragoza 2024.
A continuación, Cristina Arroyo, presidenta de la Asociación, quiso agradecer en nombre de AAPET la invitación para conocer este municipio y el proyecto de Rafa Cañizares.
Rafael Cañizares, enólogo y viticultor de cuarta generación, compartió con nosotros cómo en 2011 inició en Pinoso el proyecto de Bodegas Volver, apostando por variedades autóctonas. Hace unos cuatro años, puso en marcha una nueva iniciativa más personal junto a sus hijos Sofía y Adrián Cañizares, centrada en la cultura, la tradición y la pasión por el vino. Ellos serían nuestros anfitriones durante la posterior visita a su bodega.
Finalmente, Isidro Monzó nos presentó la agenda de actividades previstas para la jornada junto con el resto de la comitiva municipal.
Antes de continuar, disfrutamos de un almuerzo preparado con esmero por Amador Pastor y su equipo. La degustación de embutidos artesanos, gachamigas, sobrasada, manteca y dulces típicos en un ambiente cercano nos anticipaba que estábamos a punto de vivir una jornada muy especial.

Después de coger fuerzas, salimos del restaurante para recorrer el Parque de la Rana.
Entre su arboleda destaca un majestuoso eucalipto de unos 95 años, auténtico símbolo natural del parque. Su imponente presencia invita a calcular su tamaño: cinco personas cogidas de la mano apenas lograron rodear su enorme tronco. ¡Hagan sus cuentas!


TRAS LOS PASOS DE LA MEMORIA SALINERA. MUSEO «LUGAR VIEJO»
De la mano de Isidro Monzó, Juan Carlos y Eduardo, caminamos hacia el Museo de Salinas, donde Emilio Joaquín Cremades, presidente de la Asociación de Cultura «Lugar Viejo», nos esperaba para guiarnos en la visita.
El museo protege y divulga el patrimonio histórico, etnográfico y arqueológico de Salinas. El término «Lugar Viejo» hace alusión al primer asentamiento de Salinas, destruido en 1751 tras una gran riada que costó la vida a casi 50 personas. En 1955, el actual municipio se situó a apenas 1 kilómetro del anterior, en una zona más elevada.

Nada más entrar, observamos las obras del pintor local Juan Gabriel Barceló Tomás. De estilo surrealista, plasmó los paisajes y tradiciones de su pueblo, siendo muy reconocido en EE. UU. y Suiza. Pintó a la reina Fabiola de Bélgica, a Jacqueline Kennedy y a otras personalidades. Barceló falleció en 1973, a los 43 años, dejando un importante legado artístico en el pueblo.



A continuación, vemos varias salas tematizadas. En una de ellas encontramos restos arqueológicos de los yacimientos de El Puntal y La Molineta, incluyendo una pieza íbera descubierta en 2024, aún pendiente de datar. Destacan documentos históricos y objetos de la antigua Fábrica de Sal, inicialmente una fábrica de magnesio.
La sala etnográfica muestra objetos tradicionales vinculados al vino y al aceite, junto a otra que recrea una escuela tradicional y diversos elementos como esterillas, capachos y cuerdas realizados en esparto. El último espacio está relacionado con la memoria reciente, como la primera televisión de Salinas y una cortina de canutos, reflejo de la artesanía local.



UN TEMPLO FORJADO ENTRE RUINAS Y ESPERANZA. .
La siguiente parada fue la Iglesia de San Antonio Abad, donde nos recibió el párroco Abel Mora.
Esta iglesia se construyó tras la inundación, manteniendo su misma estructura y utilizando piedras de la antigua iglesia como parte de sus cimientos. El interior fue reconstruido a principios del siglo XX. Lo más antiguo que podemos encontrar en la iglesia es el suelo de la Capilla de la Comunión.
En su interior encontramos varios cuadros donados por Juan Gabriel Barceló y una escultura única en España de San Juan Evangelista dentro de un recipiente en llamas, patrón del Ayuntamiento.



UN RINCÓN DONDE EL AGUA SE FUNDE EN LA NATURALEZA
Nuestra ruta nos llevó al Paraje de La Cabaña, un rincón natural rehabilitado por el Ayuntamiento.
Nada más llegar, nos impresionó su belleza: una antigua cabaña de piedra, una balsa de agua, pequeñas cataratas y un canal de agua que invita a la calma.
Hace años, esta balsa regulaba el riego de la huerta. Uno de los ingenieros que trabajaban en la zona, amante de la botánica, construyó las pequeñas cataratas y los canales de agua. En los años 80, la balsa dejó de utilizarse, pero hace pocos años fue recuperada mediante talleres de empleo.


Actualmente es un área recreativa espectacular, perfecta para desconectar y reconectar con la naturaleza. Isidro nos comentó un proyecto en marcha: una vía verde aprovechando el antiguo canal, ideal para senderismo y bicicleta, que partirá desde aquí hasta el Collado de Azorín.
VINOS CON ALMA, RAÍCES FAMILIARES Y SUEÑOS COMPARTIDOS.
Nos dirigimos hacia nuestra última etapa del día: Bodegas Rafael Cañizares Viticultor.
El pasado año se inauguró esta bodega “boutique”, siendo la primera bodega boutique de la Comunidad Valenciana. Se encuentra ubicada en la Casa del Puntal, una antigua casa agraria rehabilitada, en un paraje único cerca del importante yacimiento arqueológico íbero El Puntal, y rodeada por la Sierra de Salinas, Sierra la Umbría y Sierra de la Sima.
Este proyecto familiar se define como íntimo, familiar y enfocado en la búsqueda de vinos personales, más allá de los clásicos vinos de autor: vinos con alma.
Allí nos estaban esperando Cristina Rodríguez, junto a Sofía y Adrián Cañizares, hijos de Rafael Cañizares y nuestros anfitriones de excepción, que representan la quinta generación de viticultores.
Sofía, la enóloga más joven de la Comunidad Valenciana, y Adrián, responsable de Marketing y Comunicación, nos dieron la bienvenida con una degustación de cava elaborado por la propia Sofía.
Durante todo el recorrido mostraron no solo su conocimiento y pasión por el vino, sino también la complicidad y conexión que existe entre ambos, rindiendo homenaje a su legado familiar con pequeños detalles y guiños emotivos: los tractores de la familia a la entrada, la bicicleta en la que su abuelo llevaba a su padre por los viñedos, las etiquetas de las botellas…


Recorrimos la sala de elaboración, la sala de barricas y la sala de nichos, el «santuario familiar», donde se guardan todas las añadas de Triga desde 2011.
Durante toda la visita, pudimos apreciar el mimo y el detalle con el que han creado este proyecto: cada rincón refleja autenticidad y pasión.
SABORES DE SALINAS EN CADA COPA Y EN CADA BOCADO
Tras la visita, disfrutamos de una cata muy especial con los siguientes caldos:
- Sofía Cañizares Blanco: Macabeo, Chardonnay y Moscatel
- Rafa Cañizares Syrah
- Y el mítico Triga: Monastrell y Cabernet Sauvignon


Maridada con productos típicos de la tierra: embutidos artesanos, ensaladas y un arroz con conejo cocinado con leña de sarmiento, fue toda una experiencia.
El broche de oro fue una deliciosa tarta de queso con finas láminas de pera al vino, elaboradas con el vino Giró de Sofía.



Salinas nos ha regalado un día lleno de historia, naturaleza, tradición y pasión por el vino.
Un pequeño gran rincón del Alto Vinalopó que, con la calidez de su gente, el respeto a sus raíces y la mirada puesta en el futuro, nos invita no solo a descubrirlo, sino también a querer volver.
Porque Salinas no solo se visita, Salinas se siente.

ASÍ VIVIMOS NUESTRA EXPERIENCIA EN SALINAS
La responsabilidad de los artículos escritos para AAPET es de los propios autores y autoras. AAPET no se responsabiliza del contenido, fotografías, enlaces, que figuren en los mismos.