El valle de Guadalest es uno de los rincones con más encanto de la Costa Blanca. Su espesa vegetación mediterránea, las altas sierras que le rodean, el contraste de colores en las diferentes estaciones del año son algunas de las razones que le confieren a esta zona del interior de la Marina Baixa un estatus especial que enamora a todo aquel que lo visita.
Precisamente, en este bello paraje rodeado de pinos nos encontramos La Colina de Charly, una casa rural en la que hospedarse para conocer el valle de Guadalest, hacer senderismo, degustar la gastronomía de la montaña alicantina o, simplemente, cargar energía y descansar.
La Colina de Charly tiene capacidad para alojar hasta 15 personas en sus 7 suites. En todas ellas cabe destacar la comodidad de sus camas, y la luminosidad y amplitud de sus habitaciones. En homenaje al rasgo montañoso del valle, cada una de las estancias lleva el nombre de una sierra o pico de la provincia de Alicante. Así, sus huéspedes pueden elegir entre la suite Aitana, con sus dos camas de 105 cm y una cama de 80 cm, las suites Puig campaña, Mariola o Serrella con dos camas de 105 cm o las suites Bernia, Ponotx y Maigmó con cama matrimonial de 150 cm. Se alquila la casa completa, si bien existen tres modalidades: 5, 6 0 7 suites.
Su espacioso y rutilante salón comedor con su cocina abierta ofrece unas vistas maravillosas del paisaje y de la vegetación que rodea la casa. Ideal para cualquier época del año, con su piscina, pinada y aire acondicionado para el verano; o con su chimenea, calefacción central por radiadores y suelo de madera para el invierno. En total 270 m2 de casa y 5.000 m2 de terreno para disfrutar todo el año.
Se acaba de cumplir el segundo aniversario de la inauguración y en la Colina de Charly se han hospedado viajeros procedentes de diferentes puntos del planeta, EEUU y distintos países de la Unión Europea, madrileños, valencianos y alicantinos…Turistas curiosos por conocer rincones de la Costa Blanca menos habituales que el sol y playa tradicional; empresas que han elegido este destino para combinar maratonianas sesiones de trabajo con el descanso de sus ejecutivos; y hasta maestros del yoga que aprovechan la energía de la montaña para retiros espirituales.
La Serrella, Aixorta, Bernia, Aitana… son algunas de las sierras que se divisan desde esta casa rural a la que se llega a través de unas serpenteantes carreteras que bien a la ida, o bien a la vuelta, son deleite de ciclistas, sobre todo en los meses de enero, febrero o marzo. Sin obviar, los almendros, olivos, carrascas o pinos que pintan de tonalidades diferentes el paisaje con el transcurrir de las distintas estaciones del año.
Estas son algunas de las mil y una razones para venir a la Colina de Charly y disfrutar del paraíso interior de la Costa Blanca.
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