No hay otro lugar en el mundo donde la Navidad se viva tan intensamente como en Alcoy.
Se trata de las únicas fiestas de Navidad declaradas en España de Interés Turístico Nacional, y cuentan con la Cabalgata de Reyes más antigua de Europa, declarada además Bien de Interés Cultural Inmaterial, título otorgado también a su Betlem de Tiristi.
Pero Alcoy ostenta además con orgullo el título de Ciutat del Nadal (Ciudad de la Navidad), porque en cada rincón se respira en estos días el ambiente navideño, y toda la ciudad se vuelca en que así sea. En sus calles, en las pastelerías, en los escaparates de las tiendas… Es imposible visitar Alcoy y no contagiarse de la ilusión, no importa la edad que tengamos.
Si no os habéis acercado los dos primeros fines de semana de diciembre a visitar su Mercat de Nadal no sabéis lo que es un mercadillo de Navidad “auténtico”; es todo TAN bonito… En sus puestos se encuentra una verdadera exposición de imaginación, tradición, genialidad y arte, mostrando lo más típico de la Navidad alcoyana. Y es que nuestra Navidad es diferente, y gira, sobre todo, en torno a unos personajes muy nuestros: el Tirisiti, els pastorets, las burritas, los pajes (els negres, como les llamamos nosotros) y los tres Reyes Magos.
En este enlace podéis consultar la programación oficial de los principales actos de la Navidad alcoyana, y en este artículo os explicaré algunas de sus particularidades, para que podáis disfrutarlas al máximo, y comprendáis el porqué de esos personajes que antes os mencionaba, y que están presentes en la decoración de las calles y los diferentes belenes que podéis visitar.
Uno de los más queridos es el Tirisiti, y el resto de actores que con él conforman el Betlem del Tirisiti. Se trata de una muestra singular del teatro popular de marionetas de varilla de finales del siglo XIX, y que representan algunos pasajes del nacimiento de Jesús, pero mezclado con anacrónicas escenas del costumbrismo alcoyano, y ambientadas en Alcoy. No me lo he perdido ningún año desde que era niña, ni mis hijos; nos sabemos casi de memoria los diálogos y las canciones, y cada año esperamos con regocijo a escuchar las frases de la actualidad política o social que inteligentemente se “cuelan” en el guion. Parte de los diálogos son en valenciano, pero no os preocupéis; hay algo mágico en la obra, que te envuelve y te hace sonreír desde el primer minuto, desde antes incluso de que se abran las cortinas del escenario. He visto incluso a japoneses alborozados entre el público, os lo aseguro.
Pero estoy segura de que una de las cosas que más os llamará la atención en vuestra visita a la Ciutat del Nadal es que en los balcones alcoyanos no se cuelgan los típicos muñecos de Papá Noel. Es más, a Alcoy no llega Papá Noel. Cuando yo era niña, mi hermano me decía que no venía porque los pajes de los Reyes le interceptaban en la Carrasqueta (puerto de montaña que antiguamente era la única vía para llegar a Alcoy desde Alicante). En una casa alcoyana de pro no hay regalos de Navidad traídos por Santa Claus, sino que se reparten las “estrenas” (aguinaldo), que los pequeños reciben de sus familiares cercanos en unas bolsitas hechas a mano por sus madres o abuelas, o que han heredado de las utilizadas en su día por sus padres.
Me cuentan las malas lenguas que desde que se inauguró la nueva autovía a Alicante por Castalla, los elfos de Papá Noel sí logran llegar por esa vía a alguna casa en Nochebuena, pero seguro que serán casas de “forasters” ¡Faltaría más! 😉
A lo que íbamos, en los balcones de las casas alcoyanas se encaraman otros personajes de trapo, algunos de tamaño casi natural, subiendo con cuerdas, escalas o trepando por la pared. ¡Los pajes!
Estos entrañables personajes son los que acompañan a los Reyes Magos, los que se encargan de toda la logística: recoger las cartas de los niños, leerlas, clasificarlas, preparar los paquetes, cargar los camiones y hacerlos llegar casa por casa, para que ningún niño alcoyano se quede sin regalos la noche del cinco de enero. Son los chicos y chicas de los institutos y los miembros de los grupos de scouts de Alcoy los que año tras año dan vida a los más de 500 pajes que llevarán la ilusión a pequeños y mayores ¡es todo un orgullo ser un paje! Se pintan de negro la cara, se visten de negro y se colocan un fajín y un birrete rojo, y se pintan también de rojo los labios para que se les vea bien en la oscuridad de la noche. Destiñen, claro que sí, y esa es parte de su magia. Los niños les piden caramelos y un beso en la mejilla, para mostrar después a sus familiares que se han atrevido a dirigirse a ellos, porque tienen la mejilla manchada de negro. Y los y las adolescentes… ¡Ay! Aún recuerdo la emoción entre las amigas cuando el chico que nos gustaba se acercaba a saludar, y llegabas a casa con la mejilla embadurnada de negro “¿Quién era? ¿Quién era?” Y se te subían los colores por debajo de las manchas de pintura negra.
Me falta sin duda hablar de los tres personajes con mayor “alcurnia” de la navidad alcoyana: Los tres Reyes Magos, Melchor, Baltasar y Gaspar. Porque sí, en Alcoy Baltasar, el Rey negro, va en segundo lugar; a estas alturas del artículo ya sabréis que los alcoyanos tenemos una forma muy nuestra de hacer las cosas.
Y que sepáis que los de Alcoy son los Reyes Magos auténticos, no os llevéis a confusión; los de los demás pueblos son unos dobles a los que los Reyes contratan, porque claro, no pueden llegar a todas partes… o al menos eso es lo que siempre escuché de niña 😀
Melchor, Baltasar y Gaspar llegan unos días antes al Valle del Juguete, donde se fabricaban desde siempre los juguetes y muñecas para todo el mundo: Ibi, Onil y Castalla. Allí hacen acopio de los regalos para los niños y niñas, y el día 4 de enero llegan a su campamento en el Preventorio de Alcoy; al atardecer pueden verse las antorchas encendidas y la estrella de Belén, que les ha guiado en su camino hacia la Ciutat del Nadal. Por la noche, el embajador bajará a recorrer las calles de Alcoy, declamando el Bando Real, anunciando la llegada de los Reyes. Le acompañan algunos pajes, pastores, los personajes del Tirisiti, y al final del séquito, unas burritas cargadas con buzones, en los que los niños, niñas, y los no tan niños ya, depositamos nuestras cartas con una emoción infinita. Dura noche les espera a los pajes esa fría noche en el Preventorio, tienen que leer todas las cartas y preparar los paquetes, con la dirección cuidadosamente escrita para que no haya confusión.
Porque el día 5 de enero, durante la Cabalgata de Reyes, los tres Reyes Magos recorrerán las calles de Alcoy, repartiendo caramelos y besos a los niños y niñas. Pero los ojos de todos, de grandes y pequeños, no podrán dejar de mirar el trajín de los pajes cargando escaleras y paquetes. Es una emoción indescriptible, verles aparecer portando una larga escalera roja entre ocho o diez pajes, cómo la elevan entre todos y la afianzan para llegar a un balcón en un primero, un segundo ¡y hasta un tercer piso! Y todos contenemos el aliento mientras dos o tres pajes suben por esa escalera, cargados de paquetes, hasta entrar en una casa encaramándose al balcón. No importa la edad que tengas, es imposible no emocionarse ante esa escena; la piel de gallina tengo, sólo con recordarlo.
Al llegar a la plaza de España, frente al Ayuntamiento, se celebra la Adoración de los tres Reyes Magos ante un Belén viviente. La plaza se llena de antorchas, y suena el Aleluya de Händel mientras los Reyes presentan sus obsequios al Niño Jesús, un momento muy emocionante, que culmina con un gran castillo de fuegos artificiales.
Reconozco que ese evento lo he visto siempre por la televisión, porque en cuanto terminamos de ver la Cabalgata, en mi familia salimos corriendo hacia casa. En Alcoy los regalos de Reyes se abren la noche del 5 de enero, no hay que esperar a la mañana del 6 de enero, y siempre tenemos prisa de saber lo que nos han dejado “¡Que vinguen carregats!” (que vengan cargados) es la frase que más se ha repetido por las calles de Alcoy los días previos ¡Qué nervios! Los que estábamos por la calle viendo la Cabalgata, y no hemos recibido a los pajes en directo, vamos hacia casa emocionados, porque sabemos que, durante ese tiempo, ellos han entrado igualmente en nuestro hogar; Ya se ha ocupado alguien de dejar el balcón entreabierto para que no tengan problemas para entrar, y dejar todos los paquetes cuidadosamente apilados en el salón, cada uno con el nombre del destinatario ¡Cómo no vamos a adorar en Alcoy a los pajes! Sin ellos, esos paquetes no estarían ahí 😉
Vais a disculparme la extensión de este artículo; se me nota la emoción, lo sé. Si queréis saber aún más, yo os aconsejaría no perderos la Visita Guiada que con tanto cariño realizan Analín y Jordi Linares, de Quality Tours Mariola; es un lujo descubrir Alcoy de mano de los mayores expertos, y un placer escucharles y reír con ellos.
Espero veros esta Navidad en la Ciutat del Nadal, no olvidaréis nunca la experiencia.
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