Cuando llegas a Caldas de Reis y miras a su entorno te quedas con la imborrable imagen de un rico patrimonio natural, etnográfico y religioso.
La nuestra fue una visita rápida y bien aprovechada gracias a la amabilidad de un guía voluntario, un persona solidaria que apareció oportunamente como por arte de magia justo en el momento y lugar que acababamos de tomar contacto con el centro urbano de Caldas.
He dicho oportuno porque cuando no puedes ya con tu alma y no quieres que te vendan nada, va y se nos presenta con especial sencillez la persona que antes comentaba, Manolo Torres.
No sé como logró Manolo Torres que le prestáramos atención, en un estado tan in extremis como el nuestro, tres compañeros peregrinos Manolo, Eugenio y yo. No pretendía vendernos nada sino ayudarnos y además fue providencial su encuentro, porque nos propuso un plan alternativo al de la cama para emplear la tarde. Y es que él ya sabia que si nos convencía su primera recomendación el resto del programa caería solo. Entonces nos llevó al lavadero de aguas termales.
Con los pies sumergidos en aquella agua milagrosa, en menos que canta un gallo, volvimos a la normalidad, recuperamos el aliento, la compostura y la voluntad de que Manolo nos contara el resto de sus propuestas: Donde y qué comer, donde y que beber, donde y qué visitar en Caldas. Donde dormir ya lo habiamos decidido previamente nosotros, el albergue.
Así que bien aconsejados, comimos, bebimos y visitamos la ciudad. De aquella visita quiero recordar: La fuente de las Burgas cuyo manantial abastece al Lavadero Termal que nos dió la vida. El puente romano de sillería sobre el rio Bermaña por donde pasa el camino portugués de la ruta jacobea que nos había llevado a Caldas, como final de nuestra cuarta etapa (23 km) y el inicio de la etapa 5 del Camino Xacobeo Portugúes que iniciamos en Valença do Minho.
Otros lugares fueron el jardín Botánico, la iglesia románica de Santa Maria, etc. Por cierto, Manolo nos aconsejó y discretamente nos llevó a los sitios pero no aceptó ni una copa. Por esto, me siento en deuda con él y como desconozco sus datos, me propongo enviar copia de este artículo a la Oficina de Turismo de Caldas, por si les fuera posible hacerle llegar nuestro recuerdo, agradecimiento y deseo de devolverle la hospitalidad si algun dia viene por Alicante.
Pero, perdón acabo de darme cuenta de que me he olvidado de las verdaderas intenciones y motivaciones de este escrito: “Manifestar un grito contenido de rabia y repulsa ante la irresponsable avalancha de incendios que han querido maquillar con rostro de desolación a Galicia y al municipio de Caldas”.
Su belleza, su rico patrimonio, su gente y en particular el recuerdo de Manolo Torres amigo y guía incondicional comprometido con su municipio, no merecen el agravio de esta brutal agresión humana y medioambiental.
En estos momentos y circunstancias deseamos (Egenio, Manolo y Damián) enviarle nuestra solidaridad y decirle que “ no se preocupe, porque en nuestro recuerdo de Caldas siempre estarán su amistad y la imagen del Lavadero”.
DAMIÁN UCLÉS FERNÁNDEZ.- Octubre 2017
Asociación de periodistas y escritores de Turismo . Alicante. AAPET