A tan sólo 10 kilómetros de las playas de Benidorm y Altea, rodeada de un auténtico oasis de verdor y frescura al pie del “Monte Ponoig” -la carismática montaña que sirvió de inspiración al homenajeado poeta Gabriel Miró -, se ubica este fotogénico pueblo que atrae a artistas por doquier.
Nace la luz de una mediterránea y soleada mañana otoñal cuando entramos en Polop de la Marina, uno de los municipios alicantinos más dibujados, pintados y fotografiados. Sin duda, ello es debido a la perfecta armonía de su blanca y grácil estampa recortándose en lo alto de un horizonte verde pleno de naranjos, limoneros, nísperos y otras delicias de esta dulce tierra. Nos hemos acercado hasta aquí con la intención de realizar un tranquilo recorrido por sus calles aprovechando el magnífico día.
Comenzamos nuestro otoñal periplo “trepando” por la empinada cuesta del “Vía Crucis”, señalizado con preciosas cerámicas del S. XVIII, hasta llegar a lo más alto, al punto donde antiguamente se enclavó la antigua fortaleza musulmana, de la que sólo se han conservado algunos retazos de las murallas y donde, más tarde, se ubicó el cementerio o “Huerto de Cruces” como poéticamente lo denominó Gabriel Miró. Desde allí, se puede acceder a la “Cueva del Cid”, cuyo nombre nos hace rememorar tiempos pretéritos cuando el célebre personaje, “El Cid Campeador”, anduvo por estas tierras en su perpetua lucha contra los musulmanes.
Iniciaremos ahora la bajada hacia el centro del pueblo, con paradas obligatorias en la “Iglesia Parroquial de San Pedro”, que data de 1723, y el “Santuario de la Divina Aurora”, muestras más significativas del patrimonio monumental de Polop. Ahora podemos simplemente “callejear”, dejándonos llevar a través de encantadores recovecos como la “Plaza del Peix” o la “Calle Pósito”, donde se enclava un “Sótano Medieval” convertido en un pequeño museo con una valiosa colección de antigüedades, cerámicas, tallas, juguetes, etcétera. Después, nos dirigiremos a la archiconocida “Fuente de los Chorros”, que posee el récord provincial de contar con 221 caños (uno por cada pueblo de la provincia), y donde aprovecharemos para deleitarnos con sus cristalinas aguas ¡ A buen seguro que no tendremos que esperar turno !.
Podemos rematar la jornada visitando el taller de “Cerámica Torregrosa”, uno de los alfareros artesanos más reputados de la provincia y cuyas magníficas piezas se pueden adquirir allí mismo.
Por supuesto, no nos iremos de Polop sin degustar algunas de las deliciosas especialidades de la cocina autóctona, como la “olleta de blat” -guiso a base de trigo picado con verduras y carne- o las “pilotes de dacsa” -pelotas de harina de maíz y carne-, la sublime repostería y los famosos nísperos ¡ Una jornada bien aprovechada !.
www.polop.org (información sobre restaurantes, alojamientos rurales, fiestas y eventos)
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